¡DANZAD, DANZAD MALDITOS!
Dancemos con la música del violín del diablo
hacia un destino sin futuro
huyendo de un pasado incierto.
Refugiémonos en el mar de las palabras
que acunadas por el viento siguieron su ola.
Comámonos nuestra propia intolerancia
y nuestras propias vidas sin atino.
Hagamos como que nuestras vidas son felices,
vivamos solo en la superficie
sin futuro
sin presente
sin pasado
y sin sentido.
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